Monday, November 06, 2006

rojo inmaculado

Postulo a que siempre de los viajes se saca algo en limpio, antes, durante o después.. independiente de donde se esté, las condiciones de ese viaje determinan actos. Estos asuntos repito, se ven antes, durante o después... en fin, las condiciones de aislamiento en Niebla, provocados por la ausencia de televisión trajo consigo de la mano la convivencia casi obligada con un grupo de gente que antes de eso nos limitábamos a la sala de clases, un par de comentarios chistosos de pasillo o uno que otro salud en carretes.
También la ausencia de elementos comunes, referentes a la comodidad llama a una relación con los objetos presentes casi inmaculado, donde una olla se valora como el sostenedor y padre de un alimento que también es proclamado como acto de gratitud. Y así muchas cosas, el desprendimiento hace que los poros se abran, que la cabeza abandone estupideces para realmente disfrutar lo precario que en el momento es caramelo.
Hace que la piscola genere un compartir distinto a la mera diversión, allá todos nos vimos las caras, de alguna u otra manera, ese compartir en medio del paisaje que se derramaba en majestuosidad frente a conversaciones que se dan solo en travesía y en ninguna otra instancia. En travesía tanto yo como los otros nos hacemos necesarios, unos con otros; emocionalmente se necesita del otro y así se crean lazos, y así la ordinaria piscola se transforma en un brindis real y no de protocolo al paso; porque no hay paso, hay permanencia.
Los ojos se abren de verdad, cada cual con lo suyo ve cosas, se abren y se cierran asuntos. La estrechez de la convivencia genera roles y amistades. Eso siempre ha pasado en travesía, pero en esta ultima fue mas fuerte ya que iba con un grupo para mi extraño.
La primera decisión alla, a falta de estímulos y en un momento de aburrimiento pase mucho rato mirándome una mano que tenia un cigarro mientras las niñas cocinaban. La encontré tan fea, tan tosca, tan ajada, tan escasa de mujer y tan evidente de trabajo ... "niñas, no me como mas las uñas", pásenme el esmalte que me las pinto al tiro; lo hice y desde ese momento el rojo delimita esa zona que a ratos me dan ganas de liquidarla, de arrancarla. Quizás es una tontera para el que no entiende, pero en fin, los que saben que desde que tengo conciencia me las como, valoraran el acto. Ese desprendimiento, atadura que me agobiaba estéticamente fue el primer día... el rojo es lo mejor, para mi todo un ritual.

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